Esta expresión suele emplearse para referirse, en su interpretación más amable, a aquellas personas que no tienen doblez, ni secretos (¿¿¿Cómo puede ser eso cierto???) que se muestran tal y como son. Es fácil leer en ellos puesto que no esconden nada, como si un libro estuviese abierto y mostrase todo su contenido.
Pero claro, también se usa para etiquetar a aquellas personas que no son nada reservadas o a las que se les ven las intenciones (generalmente las malas) a la legua.
Bien, yo estoy más por la primera acepción y hay una parte de la población a la que es bastante fácil adivinarles el pensamiento. Imaginemos que le decimos a un niño, "Aquí tienes una golosina. Si puedes esperar sin comértela hasta que vuelva, te regalaré otra". El vídeo no tiene palabras, pero ¿las necesita o podemos leer en la cara de estos niños como en un libro abierto?
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