viernes, 9 de agosto de 2013

Para el calor nada mejor que el Infierno

Si hace unos días hablabamos de La ridícula idea de no volver a verte , de Rosa Montero, hoy me he propuesto enfrentar de nuevo presente y pasado para hablar de otro de los libros más vendidos del verano: Inferno, de Dan Brown que se mantiene muy vivíto, aunque a la sombra de La verdad sobre el caso Harry Quebert con el que es realmente difícil no toparse en cualquier librería estos días.

Brown, fiel un estilo que ya popularizó en el Código Da Vinci, escribe una novela en la que pasa de todo a una velocidad de vértigo y donde se sirve una vez más de Robert Langdon para embarcarse en una aventura que tiene como protagonistas nada menos que a Dante Alighieri y a su Divina Comedia.

Una vez más, este profesor de Harvard, se ve envuelto de forma accidental y completamente involuntaria en una montaña rusa que salta de avión en avión por medio mundo. Langdon está condenado a dar muy pocas clases universitarias, a ser un juguete del destino empeñado en convertirlo en el James Bond en versión "intelectual" y a ser el único experto en el mundo capaz de desentrañar los misterios urdidos por los psicópatas mejor posicionados en cualquier ámbito del poder del mundo.

A Brown, la fórmula le sigue funcionando  tanto como la canción del verano a Gerorgi Dann. Vende y arrasa en medio mundo a un público ávido de novelas de aventuras mezcla de documental del canal historia y de películas a lo Misión Imposible. Y en verano, todavía más.

Pero lo que desata toda esta trama, la excusa para volver a contar lo ya contado, es la Divina Comedia. Imprescindible leerla (o si lo preferís, escucharla) esta obra es de una maestría que no admite ningún tipo de discusión. Capaz de fascinar y horrorizar a partes iguales, Dante dibuja un infierno terrorífico en el que moran personajes reales de la época, un purgatorio y finalmente un paraíso por el que el propio autor transita en un viaje guiado por Virgilio y en pos de su adorada Beatriz.

Si la lectura del último libro de Brown desata el interés por descubrir o reencontrarse con una obra como la Divina Comedia, bienvenido sea.

Nos seguimos leyendo.

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